jueves, 11 de septiembre de 2008

CAPITULO 5: El SECUESTRO

El sicario se aproximo al chino por detrás, este le pegó una patada en la boca. El gordo retrocedió tres pasos, se limpio la boca ensangrentada con el puño de la camisa y ataco como un oso enfurecido. Sujeto al chino y lo lanzó sobre el capó del coche.
Lo tomó del cuello, el chino estiraba la lengua sin poder gritar, mientras el despachante de la gasolinera miraba atónito.
Arrastró al empresario hasta el Opel, le ató las manos y pies con precintos negros que salían de su bolsillo como lombrices.
Lo metió en el maletero y huimos.
El calor me sofocaba y solo podía pensar en el chino apretujado junto a la rueda de repuesto. El sicario parecía derretirse como un polo al sol.
-Bueno ya esta hecho, me dijo aferrado al volante.
-¿Y ahora que hacemos? Pregunte desconcertado.
- De momento lo llevaremos al piso de mi abuela.
¿Como lo vamos a subir? Va a vernos todo el vecindario.
-No te preocupes, esta todo calculado.
-Mi primer secuestro y ni puta idea de que hacer.
Anochecía en valencia y eso nos calmaba.